La Semana Santa es para muchos la oportunidad ideal para salir de vacaciones con familia o amigos. Aunque no son días de descanso oficiales, algunos trabajos y escuelas los convierten en asueto y por tanto, los lugares turísticos se llenan de gente.
Para evitar filas interminables y muchedumbre en hoteles, albercas o playas, otra gran mayoría se queda en casa para descansar, hacer quehaceres o simplemente disfrutar de la familia.
Si aún no tienes plan y quieres pasar un rato agradable con tus seres queridos, una gran idea puede ser el cocinar cupcakes juntos.
Ahora que todos tienen más tiempo, pueden decorarlos como huevos de pascua, aparte de que se ven muy originales, entonarán con la temporada de Semana Santa.
Tienes que hacer dos mezclas, la del cuerpo del cupcake y la que se utiliza para el decorado, así que te dejamos ambas recetas para que empieces lo más pronto que puedas.
Para hacer el cuerpo del cupcake necesitas:
- 165 g de harina de repostería
- 165 g de mantequilla sin sal
- 165 g de azúcar
- 15 ml de esencia de vainilla
- 50 ml de leche
- 5 g de levadura
- 3 huevos medianos
Antes de empezar, calienta tu horno a 180ºC. Coloca en la batidora la mantequilla, el azúcar y empieza a batir hasta que la mezcla quede cremosa.
En otro recipiente revuelve los 3 huevos, vacíalos en la mezcla de mantequilla y sigue moviendo. Ya que estén incorporados, añade la harina, levadura, esencia de vainilla, la leche y vuelve a batir, así la masa quedará suave y manejable.
Para que la mezcla de los cupcakes no se pegue en los moldes, rocíalos con mantequilla en spray o unta la de barra que te sobró y rellénalos.
Mete las bandejas en el horno y deja cocinar a 180ºC unos 20 minutos. Ya que el tiempo haya concluido, deja enfriar y empieza con el decorado. Para la mezcla de decoración necesitas:
- 225 g de mantequilla sin sal
- 225 g de azúcar glass
- 50 ml de leche
- 1 cucharada de extracto de vainilla
En la batidora mezcla lentamente el azúcar glass, la mantequilla, la leche y la esencia de vainilla hasta obtener una pasta homogénea, cremosa y sin grumos. Si quieres darle color, utiliza colorantes comestibles de tu preferencia. Termina el decorado con trozos de chocolate, grajeas de colores, conejitos de chocolate, bombones o cualquier ingrediente que se te venga a la mente, recuerda que el límite está en tu imaginación.
